Ningún estudio científico respalda que sea mejor comer dos platos principales en lugar de uno sin tener en cuenta el tipo de alimentos que ingerimos.
Como todo en la vida, depende. "Depende de las características físicas de cada persona y del momento de la vida en que se encuentre (no es lo mismo la infancia que la edad adulta)", afirma a EL ESPAÑOL Elena Pérez Montero, nutricionista del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid y del Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo. Si una persona tiene 20 años, mide 1,90 metros y es deportista, con un solo plato, seguro que se quedará insatisfecha. Mientras que, por ejemplo, si una persona no hace mucho ejercicio y además tiene un trabajo más sedentario (ahora muchas personas han visto disminuida su actividad física por el teletrabajo), con un solo plato, a la hora de la comida, le bastará.
Un plato completo
Cuando hablamos de comer un plato único, no se trata de tomar únicamente un primer plato o un segundo. Es decir, no consiste en comer solo una sopa o una ensalada, o bien unos filetes de pollo con patatas o un pescado con verduras. No. No, no se trata de comer menos porque sí sino de tomar un plato único completo y equilibrado, que contenga todos los grupos de alimentos que necesitamos. Una comida -o un plato- basado en el llamado plato de Harvard, creado por expertos en Nutrición de la Escuela de Salud Pública de Harvard.
El plato de Harvard consiste en dividir el plato en tres, y en cada una de las partes incluir un grupo de alimentos. Así, el 50% del plato debe estar representado por las verduras y las hortalizas; un 25% por la proteína (bien legumbres, carne, pescado o huevos) y el otro 25% por los carbohidratos, dentro de éstos, mejor elegir cereales integrales que tienen un mayor valor nutricional.
El plato de Harvard, al igual que otras guías o patrones de alimentación, aconseja cocinar con aceites saludables, en este caso -como indican los expertos- elegir siempre que se pueda el aceite de oliva virgen para todos los usos culinarios y en la parte de la proteína, limitar el consumo de carnes rojas. Por último, como postre, lo mejor es tomar siempre fruta: fruta de temporada y de proximidad.
"El plato de Harvard es el más completo, y además podemos, de esta forma, controlar muy bien las cantidades", afirma Pérez. Sin embargo, en ocasiones, y en función del momento de la vida en el que me encuentre, podemos hacer pequeñas modificaciones. Por ejemplo, habrá épocas en que necesitemos más proteínas.
Controlar y moderar raciones
Cuando tomamos tres platos, igualmente, deberían estar representados los tres grupos de alimentos. Solo que normalmente, al tomar dos platos (sin contar el postre) se suele tomar más cantidad. Sin embargo, es importante, en ambos casos- tanto si se toma un plato como si se toman dos- controlar y medir el tamaño de las raciones. Que estas no sean demasiado grandes ni excesivas.
Para ello, un consejo que nos da Pérez Montero es algo tan sencillo y tan viejo como usar nuestra propia mano. Por ejemplo, según explicamos en este artículo una ración de verduras puede calcularse de este modo: con las dos manos juntas y abiertas; en el caso de las proteínas será la que determine "la palma de la mano, el grosor corresponde al del dedo meñique" y por último, en el caso de los carbohidratos, "lo que quepa en un puño cerrado".
En el caso de los niños -aconseja la experta en nutrición- es recomendable que sigan comiendo tres platos (primero, segundo y postre). El motivo fundamental es porque normalmente a los niños les cuesta comer verduras y de este modo nos aseguramos de que comen la verdura adecuada. En este caso, lógicamente, habría que adaptar las cantidades a la edad de los pequeños.