El autorreconocimiento de las personas afro en la provincia santiagueña comenzó hace pocos años, lo que implicó ir valorizando el rol de las mujeres que aún "no tienen tantas posibilidades" porque "están marcadas por el patriarcado" y en procesos que las "animen a crecer".
En Santiago del Estero el autorreconocimiento de las personas afro comenzó hace pocos años, lo que implicó ir valorizando el rol de las mujeres que aún "no tienen tantas posibilidades" porque "están marcadas por el patriarcado" y en procesos que las "animen a crecer".
A 150 kilómetros de la Capital santiagueña, en el departamento Jiménez, hay poblados como San Andrés, San Félix y San Ramón, en donde los pobladores en su mayoría son afrodescendientes.
“El proceso de reivindicación de lo que es ser afrodescendiente ha comenzado hace algunos años cuando llegaron unos investigadores a nuestro pueblo y ahí es donde empezamos a conocer lo que significaba ser afro", contó a Télam Lourdes Melián, de 23 años, nacida en San Andrés y estudiante de Obstetricia en la Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE).
Y así supo que es afrodescendiente porque su tatarabuela "era mulata y su madre era una negra esclava que se había fugado y se casó con un rubio español, no sé si él la tomó de esposa o se casaron por voluntad”.
"Antes, como campesinos, no sabíamos qué significaba, ni siquiera conocíamos la importancia de la historia que un anciano nos contaba y tampoco le dábamos importancia", reconoció la joven.
Recordó que don Titilau, un anciano del pueblo, contaba que en San Félix había un terrateniente de apellido Frías, que tenía varios hijos y que había comprado una pareja de esclavos que eran Julián y Felipa.
"Cuando una de las hijas de Frías cumple 15 años ésta le pide a su padre que como regalo les de la libertad a la pareja que la había ayudado a criarse, entonces el padre no solo accede a petición de la hija sino que también le regala unas tierras”, relató.
A partir de esas investigaciones e indagaciones sobre sus orígenes se inició un cambio para esas localidades santiagueñas, que comienzan a reivindicar el papel de las mujeres.
“Hasta hoy tenemos la lucha, porque somos pocas las mujeres que hemos podido salir de la adversidad, ahora tenemos un colegio secundario en donde hombres y mujeres tienen la posibilidad de estudiar”, valoró Melián.
Antes las mujeres no podían imponer su voz y ahora sí”
LOURDES MELIÁN
Si bien las autoridades de San Félix y San Andrés son hombres "eso no implica que no seamos capaces, sino que antes, al ser mujer, los padres tenían una postura patriarcal, ya que las mujeres solo podían quedarse en sus casas”, analizó.
Hoy en día, esa situación va cambiando: "Las mujeres trabajan en donde consideran necesario, incluso armaron colmenas y cosechan miel que luego las venden, ese emprendimiento lo llevan adelante Marta y María Alderete y dos más que se sumaron y próximamente tienen planeado elaborar productos a base de miel”, detalló la futura obstetra.
Ella vive con la menor de sus ocho hermanos, que está estudiando el profesorado de Historia. “Gracias al acceso a la educación pública, porque si no hubiera educación pública, yo como muchos no hubiésemos podido tener la posibilidad de seguir una carrera”, valoró.
De su comunidad también resaltó que ahora las mujeres van a jugar al fútbol, organizan torneos "gritan, hablan, cosas que parecen normal, pero antes las mujeres no podían imponer su voz y ahora sí”.
El proceso de cambio también lo destacó Irma Alderete, de 50 años, oriunda de San Félix, madre de siete mujeres.
Una de ellas, Débora, es ahijada de la ex presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner.
“Mis dos hijas más chicas están estudiando, las mayores ya están casadas y todas trabajamos no solo como amas de casa, sino que criamos animales, salimos a buscar leña, todo lo que sea necesario”. compartió.
Silvia Melián es otra joven de San Andrés, que cursa el cuarto año de Sociología en la UNSE, que también “hace pocos años" que conoció su raíces.